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La resistencia del arbitro

La resistencia del arbitro

Te vistes solo, rodeado únicamente de tus propios pensamientos en lugar del bullicio de un vestuario de equipo. Eres un árbitro de una liga local de jóvenes jugadores que apenas están entrando en la adolescencia. Tu responsabilidad es hacer cumplir las reglas de manera justa, velar por el orden y ser el mediador imparcial en la competencia por un simple balón redondo. Sales al campo y observas a tu alrededor: padres y familiares expectantes, entrenadores y jugadores nerviosos, todos reunidos alrededor de un terreno de juego verde con líneas blancas y porterías en cada extremo. Estás en el centro para dar inicio al espectáculo.

Todos esperan que silbes para que el balón comience a rodar. Tu objetivo es verlo todo, o al menos intentarlo: analizar, juzgar en cuestión de segundos y hacerlo de manera constante durante todo el partido. Debes acercarte y posicionarte de manera que no entorpezcas, pasar desapercibido, pero al mismo tiempo estar presente en todas partes. No puedes permitirte relajarte, pues un descuido en una acción podría beneficiar injustamente a alguien. Sientes esa presión, pero te gusta, es el riesgo inherente a tu puesto.

Por eso te concentras y cuando tomas las decisiones correctas, realmente disfrutas. El ritmo del juego es apasionante y eres el primer espectador que lo vive intensamente. Estás en primera fila, pero, a la vez, eres invisible en medio de cualquier disputa. Es entonces cuando comienzas a sentirte parte del juego, a pesar de ser neutral, sabes que también formas parte de él. Los entrenadores, los jugadores, los espectadores y tú, el árbitro, aunque no anotes goles, también eres una pieza importante.

Aunque te critiquen, te presionen e incluso te insulten furiosamente por tus errores, no te rindes. Sabes que puedes equivocarte, tal vez porque pestañeaste en ese instante en el que ocurrió la acción, giraste el cuello medio segundo antes o un jugador se interpuso en tu perspectiva, entorpeciéndote en ese preciso momento.

La gente realmente no sabe lo que es ser árbitro, nunca lo entenderán, incluso si están allí presenciándolo. Solo tú, que eres árbitro, lo sabes. Sabes que aunque sea un partido en el que lo único en juego sean números y puntos en una tabla, te presionarán para que te equivoques y también te presionarán para que aciertes. Aun así, resistes. Mantienes el orden y, lo más importante, lo haces por el bien del deporte. Aunque sea una liga de jóvenes jugadores...

GRACIAS ARBITRO

Sobre el autor

ALEX S

Fundé Coaching futbol por el sueño de una noche de verano, técnico Deportivo de futbol y futsal también soy un apasionado de la tecnología y del rock. Sígueme en estas redes sociales.

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Anonimo

Haces del Futbol una introsprecion del ser humano.Mola

Anonimo

Muy buena reflexión.Sin ellos no se podría jugar y nunca nos ponemos en su lugar.

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